martes, 20 de octubre de 2009

10 Mitos de las Hidroelectricas

10 mitos de las centrales hidroeléctricas

1.- ¿Son Limpias?

No. En el pasado se creía que las hidroeléctricas eran una solución limpia para proveernos de electricidad. Hoy se sabe que las centrales hidroeléctricas de embalse emiten, unas diez veces más de metano y CO2 que cualquier central termoeléctrica, debido a la putrefacción de bosque y del subsuelo inundados, acelerando así de sobremanera el efecto invernadero. A esta situación hay que sumar la falta de esta vegetación en la reproducción del oxígeno.

2.- ¿Son renovables?

La renovabilidad de las centrales hidroeléctricas de embalse no es ilimitada. Cada represa requiere de una evaluación de su vida útil, ya que ésta depende de factores como el estancamiento de sedimentos que, a lo largo del tiempo, disminuyen el volumen de agua y con ello el volumen de generación. Entonces, se puede decir que, aunque por un periodo limitado de tiempo no hay que pagar combustible para la generación de energía, se limita la renovabilidad a un periodo de tiempo bastante restringido.

3.- ¿Son sustentables y solucionan definitivamente el problema del abastecimiento?

No. Calculan, para las centrales hidroeléctricas un promedio de vida útil de 50 años, lo que queda después, es un pozo de arena. En consecuencia, pagamos con nuestro aire, suelo, bosque y agua y con ello también con nuestros intereses económicos (turismo, agricultura) el retardo, estimado en 50 años, para aplicar las tecnologías que podríamos perfectamente implementar desde ya.

No es necesario destruir nuestro sustento como seres parte de este gran ecosistema y por ello dependientes de nuestro medio ambiente, tampoco es preciso destruir a nuestro sustento económico y sin quitarle su propiedad a miles de personas afectadas por este megaproyecto.

Nos deja muy vulnerables frente a tiempos de sequía, más aún si consideramos que la tendencia general va hacia una disminución del caudal de nuestros ríos. Invertir en hidroeléctrica significa agravar el problema existente haciéndonos más vulnerables hacia la sequía.

4.- ¿Son indispensables para el desarrollo?

No. Hoy existen otras formas de generar la energía requerida con mucho menos impacto y además agravan nuestra dependencia del factor climático. Incluso hay que decir que las centrales hidroeléctricas impiden el desarrollo del turismo enfocado en el turismo de naturaleza, de la agricultura y ganadería, obligando a miles de personas a abandonar sus campos y de la pesca por la destrucción de la calidad del agua (temperatura, oxigenación y sobresaturación).

5.- ¿Son baratas?

Aquí la gran pregunta es para quién. Son baratas para las empresas que las operan, porque nadie las obliga a responder por los costos generados por sus impactos. Las personas no se encuentran protegidos y se pierden miles de puestos de trabajo relacionados con el turismo, agricultura, ganadería, acuicultura. El estado pierde las contribuciones en patentes e impuestos de estas actividades económicas, mientras que los dividendos de las hidroeléctricas y transmisoras de energía se van, en su gran mayoría, al extranjero. Nuestra experiencia nos enseña además que los bajos costos de producción ni siquiera se reflejan en el precio de mercado de la energía eléctrica.


6.- ¿Dan trabajo a la gente?

No. Se puede decir en resumidas cuentas que aumentaron los puestos de trabajo solamente durante la fase de construcción de la central y para la gente del sector solamente en labores básicas. Después de la construcción no quedaron ni siquiera estos puestos de trabajo. Incluso es muy poco probable que estos proyectos no destruyan puesto de trabajo en turismo. Bajan las reservas para esta temporada tan sólo con el rumor de que las represas eran cosa decidida.

7.- ¿No hay otra opción?

Si. Afortunadamente hay una serie de otras opciones. Ahora es el tiempo de invertir en energías renovables: eólica, mareomotriz, geotermia, nuevas tecnologías en energía solar, etc.

8.- ¿No me incumbe?

Aunque no sea propietario u ocupante de un terreno afectado por los embalses no por la tala rasa de los troncales, estos proyectos sí afectan a todos en lo económico porque el turismo genera ingresos para todo el país y también nuestra calidad de vida porque nuestros ríos son verdaderas arterias de vida que juegan un papel importante en el desarrollo del clima. Como partes de nuestro medio ambiente, obviamente nos afectamos automáticamente por la destrucción de su suelo, agua y aire.

9.- ¿Ya es tarde para evitar que se construyan?

No es tarde. Hasta el momento no están ni siquiera los estudios de impacto ambiental aprobados. Y si ellos no son un mero trámite, estos proyectos con su tremendo impacto en el medio ambiente, la cultura y la sociedad no pueden ser aprobados.

10.- ¿Nosotros no podemos hacer nada?

Al contrario: nosotros tenemos que hacer algo! Para rechazar estos proyectos necesitamos nada más ni nada menos que la presión de la ciudadanía y esto somos todos nosotros. Si deseamos preservar nuestro ambiente, nuestras fuentes de ingresos y todas nuestras proyecciones, tenemos que decir ¡No a las Represas!

En resumidas cuentas nos quieren vender gato por liebre: las hidroeléctricas son una opción que le hace un grave daño económico, ambiental y social. Hay mejores opciones y recursos para evitar tanto las represas en nuestro país. No se dejen engañar, ¡manifiéstense contra los proyectos hidroeléctricos en Chiriquí!

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